
Recientemente me han escrito preguntando cómo podían ayudar a un amigo que estaba pasando por un proceso de depresión y que estaba en manos de Salud Mental. La persona que se ponía en contacto no sabía muy bien cómo ayudar en su recuperación.
Copio y pego aquí lo que le he respondido (por supuesto los nombres ha sido omitidos para proteger la intimidad).
Hola.
Más gente como tú hace falta en este santo país. Una persona que se preocupa así por otra, “tiene el cielo ganado”.
Las situaciones como la que está pasando tu amigo suelen estar envueltas en emociones y sentimientos muy complicados, porque existen “fantasmas” como la culpa, la vergüenza, la frustración, que muchas veces nos impiden comunicarnos adecuadamente con nuestro entorno. Todo eso sin entrar en los propios retos y dificultades que nos plantea el propio trastorno. Así que si tu amigo se ha logrado poner en marcha y está en manos de psiquiatras y/o psicólogos, el paso más difícil ya lo ha dado. El entorno debemos acompañar ese proceso sin querer acelerar las cosas.
La medicación psiquiátrica contra la depresión suele tardar en actuar un par de semanas, y a veces hay que ajustarla porque puede provocar molestias gastrointestinales o inlcuso algún dolor de cabeza. Su psiquiatra podrá ajustar la medicación en la medida de lo posible si se presentan estos problemas.
Nosotros, como entorno, tú en concreto como amigo, pienso que debes limitarte a eso, a ser un buen amigo. Seguir quedando a ver el último capítulo de Juego de Tronos, comer pipas en el banco del parque, salir a ver una película o simplemente disfrutar de un refresco y unas patatas fritas al sol de una terraza mientras charláis de vuestras cosas.
A las personas que sufren algún tema de salud mental no les gusta sentir que su entorno está sufriendo por su culpa o que se preocupan por ellos, por lo que la relación ha de ser lo más normalizada posible, y a veces esta postura es complicada, porque no llevamos bien ver sufrir a la gente que queremos.
Así pues, sé el amigo que siempre has sido. Acompaña su proceso sin darle demasiada importancia (pero tampoco banalizando la situación en plan “seguro que sales de esta»), pregunta “¿Qué tal estás?” sin aconsejar sobre lo que ha de hacer o dejar de hacer, y pocas veces, que tu amiga es mucho más que el trastorno emocional que está sufriendo. Haz cumplidos si son sinceros, sin intentar levantar la moral de forma vacía o para hacer sentir mejor.
Poco más, lo mejor que puedes hacer es seguir estando ahí y comprender la situación por la que está pasando, que seguro que es complicada y angustiante.
Un saludo y muchas gracias por ser tan buen amigo.