Este es el episodio 51 y hoy hablaremos del origen del mito de Santa Claus y de cuándo empezó a dársele estatus de realidad.
En el episodio anterior estuvimos hablando del origen de Santa Claus y los Reyes Magos y de la conveniencia o no de contar la verdad sobre este tema, pero ¿Cuándo empezó a dársele estatus de veracidad a Santa Claus?
Si hacemos un poco de memoria, o mejor, si volvéis a escuchar el episodio 50, recordaremos que Santa Claus es una mala traducción tanto del nombre como del mito del Sinterklaas holandés que se produjo a finales del siglo 19, pero por aquel entonces era sólo una figura de cuento, de un poema. En un momento dado el afable gordito y barbudo que traía regalos dio el salto de la ficción y los adultos empezaron a difundir entre los niños la idea de que era real.
Hay muy poca documentación disponible sobre este salto, y toda está en inglés, pero el profesor Stephen Nissenbaum, doctor en historia por la universidad de Wisconsin-Madison y especialista en historia americana del siglo 19, en su libro “The Battle for Christmas” consigue trazar el origen de la mentira hasta la década de los 20 del siglo 19, a una familia muy dispersa de Nueva York y Massachussets, los Sedgwick.
En 1823, Clement Clark Moore, si recordamos, publicó su poema “A visit from St. Nicholas” que da forma al mito de Santa Claus, y el professor Nissenbaum encuentra una carta escrita en 1827 por Robert Sedgwick y su esposa Eliza dirigida a sus dispersos familiares contando que este año han colgado calcetines en su chimenea para que Santa Claus les traiga regalos a sus hijos.
En 1829 la tradición de colgar calcetines ya se había extendido por toda la familia, y en 1834, un joven Sedgwick escribe a su tía: “Espero que Santa Claus te haya traído al menos tantos regalos como a mi, porque sólo me ha traído cuatro”.
En 1841 aparece la primera representación de Santa Claus como motivo publicitario en forma de muñeco a tamaño real en una tienda de caramelos de Philadephia, y un diario se hace eco de este hecho escribiendo: “Es tan real que ningún niño se atreverá a decir que fueron sus padres quienes llenaron de juguetes los calcetines, en vez de Kris Kringle”, otra forma de llamar a Santa Claus. Además añadía: “ Si esta persona existera, se fijaría de forma permanente en sus mentes”.
Ocurrió un fenómeno curioso, y es que tenemos la sensación que la figura de Santa Claus, tal y como la describe Moore en su poema ha existido desde el origen de los tiempo, cuando en realidad no tiene ni 200 años.
A partir de ese momento no sólo proliferó la figura de Santa Claus en publicidad, sino que las fiestas navideñas empezaron a girar en torno a la figura de Santa Claus.
Parece una serie de casualidades pero es que la historia se cuenta así, en base a una serie de casualidades, tal y como decía Steve Jobs en su famoso discurso en la universidad de Columbia, la historia sólo puede ser contada del presente hacia atrás, porque estamos donde estamos gracias a una serie de casualidades puestas en fila.
Pero ¿Existe alguna explicación para que estas casualidades hayan calado tanto? Pues el profesor Nissenbaum sugiere algo que encaja bastante bien con el estilo de parentalidad que se practicaba en el siglo 19. Santa Claus permitía que los padres dieran regalos, con la apariencia de que no eran ellos quienes daban los regalos. ¿Extraño? No tanto.
Por aquellos entonces, la figura paterna era una figura dura, autoritaria, rígida y disciplinada. Recordad por ejemplo, la figura del padre de Jane y Michael, en Mary Poppins. Ese era el prototipo de figura paterna a finales del 19 y principios del 20. ¿Cómo podía un padre así agasajar a sus hijos con regalos sin dar la apariencia de cercanía y ternura? Pues aquí llegaba Santa Claus, o Papá Noel, con aspecto afable y bonachón para hacer el trabajo sucio.
Nissenbaum también hace notar que al igual que en la actualidad, en el siglo 19 había cierto recelo por que las navidades se hubieran convertido en unas fiestas demasiado comerciales. Recordad que el acto de dar regalos si que es una tradición milenaria.
Así pues, Santa Claus, permitía hacer regalos enmascarando la realidad de que habíamos gastado dinero en esos regalos. De alguna forma diluía la culpa y hacía que el dar regalos fuera un acto íntimo y familiar, más que comercial.
Por resumir. Al final Santa Claus sirvió en un momento histórico determinado para aumentar ventas y que los padres que no deseaban abandonar una pose de distancia, hacer regalos.
Y recuerdo, también, que los Reyes Magos son una adaptación cultural directa de Santa Claus, con todo lo que ello conlleva. Así que en el fondo, los reyes magos responden a las mismas necesidades, tanto familiares como comerciales.
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Muchas gracias por dedicarme tu tiempo… y hasta pronto, familia.
Referencias
- Garber, M. (2017). Why So Many Adults Still Participate in the Myth of Santa. [online] The Atlantic. Available at: https://www.theatlantic.com/entertainment/archive/2015/12/spoiler-santa-claus-and-the-invention-of-childhood/421530/ [Accessed 13 Dec. 2017].
- Nissenbaum, S. (1997). The battle for Christmas. New York: Vintage Books.
- Poetry Foundation. (2017). A Visit from St. Nicholas by Clement Clarke Moore. [online] Available at: https://www.poetryfoundation.org/poems/43171/a-visit-from-st-nicholas [Accessed 13 Dec. 2017].