Vídeo
Podcast
Introducción
Durante mis años de universidad conocí a una chica que leyó el libro de José Luís Sampedro “El Amante Lesbiano”. Tengo que reconocer que empecé este libro pero lo dejé a mitad porque no me acabó de enganchar, sin embargo ella era una gran defensora de este libro, y comentaba que se relataba la historia de una persona con caracteres sexuales de hombre, pero que se sentía y se comportaba como una mujer y a quien le atraían sexualmente las mujeres, así que aparentemente, un observador externo vería a un hombre a quien le gustan las mujeres, pero sin comportamientos masculinos tóxicos.
No sé mucho más del libro y ni siquiera sé si esta descripción es del todo precisa, pero era lo que me explicaron y me sirve de punto de inicio perfecto para el tema.
Antes de entrar en harina, me gustaría aclarar que este no es un vídeo en el que trate el tema de forma exhaustiva, por lo que para que no se quede nadie fuera, ni pueda parecer simplista, que nos conocemos, voy a dejar a todo el mundo fuera.
Para no discriminar y no quedarme obsoleto o equivocado, voy a excluir de la explicación a todo el mundo, ya sean cis, trans, mono, poli, homo, hetero, bi, inter, a, demi, pan o antrosexual.
Todo el mundo fuera, pasando el mismo frío.
Y por cierto, he de aclarar también que sólo voy a hablar de categorías con el ánimo de describir particularidades más o menos generalizadas. Siempre estamos hablando de personas, las etiquetas jamás definen a una persona en concreto, sólo a grupos, y una persona en concreto puede ser Mujer, Cis, con comportamientos mayoritariamente masculinos, monosexual, demisexual… y al mismo tiempo llamarse Carmen, gustarle hacer bufandas de lana, ser flexivegana, juez, del Real Madrid, gustarle los gatos, zurda, deportista, introvertida… ¿me vais pillando? Pertenecer por un motivo u otro a una categoría en concreto no te define nunca.
Y por último, voy a intentar llevar especial cuidado a la hora de hablar de este tema, porque de nuevo estamos hablando de personas… y si en algún momento hablo de normalidad, no estoy hablado de que algo es bueno o mejor, sino de normalidad estadística, es decir, que hay más de “eso”, pero no necesariamente “eso” es bueno.
Dicho esto…
Vamos a empezar por el primer nivel, el más físico.
El Plano Sexual.
Aquí hablamos de biología y por el bien de la divulgación espero se perdonen ciertas imprecisiones.
Vamos a empezar por saber qué es eso del sexo.
Todos los seres vivos con células eucariotas, desde amebas, hongos y algas hasta aves, plantas o mamíferos como el ser humano, nos reproducimos de forma sexual por la unión genética de dos células diferenciadas llamadas gametos para los que, excepto en algunas especies genuinamente hermafroditas como la mayoría de plantas con flores, los caracoles o las lombrices de tierra, intervienen individuos de diferente sexo: los llamados machos y hembras.
La forma en la que se produce el intercambio genético entre machos y hembras es un tema que trataremos en otro vídeo.
La mayoría de las veces, en humanos, la diferenciación está clara. Si al nacer tienes pene y testículos encerrados en la bolsa escrotal, eres macho. Y si lo único que asoma es una vulva, eres una hembra. Sin embargo a veces las cosas no son tan sencillas, y podría haber complicaciones a nivel de desarrollo físico o de expresión genética.
Y recordad que sólo estamos hablando de biología. Aun no hemos entrado en componentes psicológicos.
Así tendríamos personas macho, hembra e intersexuales: Los que tienen caracteres sexuales masculinos, femeninos o una expresión biológica intermedia, parcial o inexistente.
Al final todos nos hemos reído de Mario Vaquerizo por no saber que la “I” de LGBTI+ era intersexual, pero ¿quiénes sabíais que intersexual era eso?
Una vez algo más claro el concepto de sexo nos surge la idea… ¿Que yo tenga unos genitales determinados o unos genes determinados, hace que me sienta psicológicamente acorde a ello? Para dar respuesta a esto deberíamos primero explicar qué es el rol de género.
El Rol de Género
El rol de género es el conjunto de comportamientos, valores y actitudes pertenecientes a un sexo determinado. Esto se determina de forma social y puede ser muy propio de una cultura determinada y totalmente diferente para otra. Y de la misma forma el rol de género puede ir cambiando a lo largo de la historia, y lo que hoy sea habitual para un género en concreto, mañana pueda ser compartido o incluso exclusivo de otro rol. ¿Quién sabe?
Así las actitudes, si hablamos de la cultura occidental o al menos la española mediterranea, que es donde yo me muevo, una persona atrevida, ambiciosa, deportista, individualista, sexualmente activa tanto en frecuencia como en diversidad de parejas… se identifica habitualmente con el hombre, por lo que, socialmente se construye el rol de género masculino con esos comportamientos, valores y actitudes.
Como ya he dicho, esta construcción del rol es social, y cuando cambia la sociedad, puede cambiar también esa construcción. Y en según qué casos, no sólo puede sino también debe cambiar. En esta tarea nos encontramos.
Además el género es un continuo, y nadie es puramente masculino ni puramente femenino. El género es un espectro y nos podemos identificar con actitudes masculinas, mientras contenemos algunos valores femeninos y mostramos comportamientos asociados a ambos extremos. Cada persona es un mundo y sería injusto definir a una persona por sus valores, actitudes o comportamientos… siempre y cuando estos sean legales o respetuosos con sus compañeros.
Matar personas porque te apetece o te viene bien o porque piensas que es la única forma de hacer las cosas te define como asesino. Y tratar mal de forma habitual a otra persona te define como maltratador. Punto.
Volvamos ahora a la pregunta que hemos dejado colgada. ¿Es posible que exista discordancia entre la realidad física y cómo se sienta una persona?
Pues parece que, de nuevo, la mayoría de personas sí que se sienten de acuerdo, pero hay personas que no. Y tanto unas como otras están perfectamente sanas, desde un punto de vista biológico, como mental.
La Identidad de Género
Aquellas personas que se sienten de acuerdo a su sexo biológico son denominadas “CIS”-género, y las personas que sienten una discrepancia en su forma física se denominan “TRANS”-género.
Un tiempo atrás, antes de la adopción del término transgénero, era habitual, y en muchos círculos aun lo sigue siendo, el término transexual. Los términos transexual o transgénero son prácticamente sinónimos aunque actualmente se le está dando más importancia a ese conjunto de actitudes, valores y comportamientos que a los rasgos físicos o biológicos. Incluso hay estudiosos y colectivos que prefieren no usar el término cisgénero fuera de los ámbitos científicos o directamente hablar de personas “no-trans”… este es un tema que sigue en reflexión, por lo que no estamos aquí para hacer ciencia sino para explicar estos conceptos y no es necesario buscar el término perfecto sino entender todo esto.
¿Se puede ser Transexual y no operarte para hacer un cambio de sexo? Si, perfectamente, porque ser trans o cis no tiene que ver con que si al final de tu vida tienes unas características físicas concretas sino cómo te sientes de forma íntima.
Si seguimos en un plano sexual, pero cambiamos el foco de cómo soy o cómo me siento a hacia qué personas me atraen sexual o románticamente hablando, entramos en el maravilloso mundo de la orientación sexual.
La Orientación Sexual
Agarraos que vienen curvas, porque aquí el abanico de descripciones se multiplica. Hace años esto era muy sencillo. Si te gustaban las personas de tu mismo sexo, eras homosexual. Homo no por hombre, sino por “mismo”, de la misma forma que un conjunto homogéneo no es algo que está formado sólo por hombres sino por cosas del mismo tipo.
Y si algo es heterogéneo es que está formado por cosas de diferente tipo, así que denominamos heterosexuales a las personas que se sienten atraídas otras personas de diferente sexo.
La clasificación parece bastante cerrada ¿no? si eres mujer, independientemente seas una mujer cis o trans y te gustan las mujeres, eres una mujer homosexual… y si eres una mujer a quien le gustan los hombres, eres una mujer heterosexual.
Estas dos categorías nos sirven para describir a la inmensa mayoría de personas… pero… como decían en el libro “Horton escucha a quien”, del Dr. Seuss, una persona es una persona por pequeña que sea.
¿Qué pasaría si no te sientes atraído sexualmente por ningún sexo? ¿O más bien no tienes preferencia sexual? ¿O eres de los que se enamoran de las personas, no de su sexo? ¿O si sólo te sientes atraído sexualmente por las personas con quienes logras establecer un lazo emocional? ¿O que en ocasiones te sientes atraído por un sexo, otras veces no tienes preferencia, otras veces no te atrae nada ni nadie…? Es aquí cuando verdaderamente se abre un abanico que está en continuo estudio y ampliación… asexuales, bisexuales, pansexuales, antrosexuales… bajo este paraguas es donde entran esas categorías definidas en el signo + del colectivo LGBTI+